
“Es imposible describir lo que vivimos aquel día”, declara George Dublin, el veterano defensa de Antigua y Barbuda, al recordar lo que él mismo llama su mayor logro futbolístico, acaecido hace varias semanas. “En el aire se respiraba la pasión, la nación estaba enardecida aquella noche. Nunca antes había visto ni sentido nada parecido”.
La noche que Dublin describe con pausa, como si quisiera volver a saborear cada instante del ambiente de aquella jornada, terminó con la victoria de los antiguanos por 1-0 sobre Haití, un grande en el Caribe y gran favorito del grupo. Con aquel resultado, Antigua y Barbuda, una nación con menos de 80.000 habitantes, se reservó una plaza en la penúltima ronda de clasificación de la CONCACAF para la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™. “La afición se convirtió en nuestra alma y en nuestro aliento vital aquella noche”, prosigue Dublin, capitán del equipo y el jugador que más partidos ha disputado con la selección del país. “Los seguidores tiraban de nosotros, nos daban alas con sus cánticos y su aliento. Durante días y semanas antes del partido, la gente se acercaba a nosotros en la calle para darnos ánimos y transmitirnos su apoyo”.
Como corresponde a la pujanza que está adquiriendo Antigua en los escenarios internacionales, el encuentro se disputó en el Estadio Nacional de Críquet. Casi 10.000 personas abarrotaron las gradas con la esperanza de presenciar un momento culminante en la carrera de ensueño que los suyos están disfrutando en el camino que conduce a Brasil.
Cuando sonó el pitido final, y los jugadores de Haití cayeron de rodillas sobre el césped bajo el peso de la derrota, la afición de Antigua, Dublin, el equipo técnico, los recogepelotas de St. John’s… todos, absolutamente todos se encontraban aturdidos, como si no acabaran de digerir lo que estaba sucediendo. “La situación era ya fantástica antes de que empezara el partido”, añade Dublin en su conversación con FIFA.com, al recordar la serie de cinco victorias en seis partidos que poseía su equipo, primero de su grupo y con más goles que nadie en toda la zona de la CONCACAF. “Cuando terminó, ni siquiera sabíamos cómo reaccionar: era fabuloso”, sentencia.
Cambios que marcan la diferencia
Antigua y Barbuda carece de casta y solera futbolística. Su primer partido internacional oficial se jugó en 1972 y se saldó con una derrota de 11-1 a manos de Trinidad y Tobago. La selección suele transitar por los últimos puestos de la Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola y jamás ha alcanzado la máxima competición continental entre naciones de la CONCACAF, la Copa Oro bienal.
George Dublin, de 34 años, ha destacado como una presencia constante en el equipo, en las duras y en las más maduras. El defensa ha disputado 15 encuentros clasificatorios para la Copa Mundial en cuatro ciclos diferentes, y formó parte de la selección que participó en las Copas del Caribe de 2008 y 2010.
Defensa pausado y muy centrado, y ex campeón de la liga trinitense con el Joe Public, Dublin desprende ese halo de tranquilidad y sencillez que caracteriza a los defensas clásicos, y posee una gran visión del juego, gran habilidad para salir con el balón jugado y mantener hermética la zaga bajo una gran presión. Tras sus estancias en el extranjero, Dublin regresó a casa, resignado al parecer al fútbol de aficionados de su tierra natal. Todo este panorama cambió a principios de este año con el nacimiento del Antigua Barracuda, el primer club plenamente profesional del país, que ha proporcionado un impulso importantísimo a la trayectoria futbolística de Antigua y Barbuda. “El Barracuda es lo mejor que le ha ocurrido jamás a nuestro fútbol”, asegura Dublin, uno de los ocho integrantes del Barracuda que se alinearon en el once inicial del equipo nacional contra Haití.
El Barracuda juega en la tercera categoría profesional de la liga de Estados Unidos. Ciertamente, no parece la competición más deslumbrante del mundo, pero lo es todo para Antigua y Barbuda. “Es profesional”, comenta Dublin mientras recuerda aquellos días no tan felices en los que, al igual que sus compañeros de la isla, trabajaba ocho horas al día y después tenía que ir a entrenarse, absolutamente agotado, durante dos o tres horas más hasta que caía la noche. “Actualmente, el fútbol es nuestro empleo a jornada completa, nuestra profesión. La diferencia que esto supone es abismal”.
Esperanza y optimismo
“Siempre hemos tenido buenos futbolistas en este país, pero ahora contamos con un equipo de verdad”, puntualiza, destacando a sus compañeros de club y de selección, como Pete “Big Pete” Byers, autor de ocho goles en la competición de clasificación, quien aseguró recientemente: “Antigua puede convertirse en una auténtica potencia del Caribe”.
El trabajo de Antigua y Barbuda se ver reforzado por el hecho de que el joven técnico inglés Tom Curtis entrene tanto al equipo profesional del país como a la selección nacional. “Tener el mismo entrenador en los dos equipos representa para nosotros una ventaja inmensa”, manifiesta Dublin. “Nuestro estilo, nuestro sistema y nuestro objetivo no varían”.
Sin embargo, la fiesta de Antigua tiene visos de terminar en la siguiente ronda, un territorio que la selección jamás ha pisado. En ella se encontrará con las grandes potencias regionales, Estados Unidos, Jamaica and Guatemala, vencedores en todos sus partidos de clasificación hasta la fecha. Pese a todo, Dublin y los suyos no se consideran inferiores a sus rivales. “Decían que no lo conseguiríamos, y aquí estamos”, comenta Dublin, quien apunta al “fútbol sencillo y directo” como la baza más importante de Antigua y Barbuda. “Sólo debemos hacer lo mismo que hemos hecho hasta ahora, y obligarles a sudar la camiseta”.
El entusiasmo de Dublin es contagioso. “Hemos otorgado notoriedad a este país, el más pequeño de los que siguen compitiendo en la fase de clasificación”, resalta entusiasmado, antes de volver a recordar aquella victoria contra Haití, aquella noche tan especial: “A veces no puedo creerme que hiciéramos aquello, y entonces me entran muchas ganas de repetirlo. ¿Por qué no en la siguiente ronda? ¿Por qué no vamos a poder defender los colores de Antigua y Barbuda en el Mundial de Brasil?”.