Carlos Santana, un músico sensacional que lleva en el mundo del espectáculo desde hace casi medio siglo, ha viajado por todo el planeta haciendo las delicias del público con ese estilo suyo tan particular, esa fusión tan característica de rock y ritmos latinos salpicada de virtuosos y hechizantes solos de guitarra.
Este gran músico, uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, nacido México (aunque ha pasado la mayor parte de su vida en Estados Unidos), se prepara para saltar al escenario ante millones de aficionados al fútbol del mundo entero poco antes del comienzo de la gran final de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™. En vísperas de su actuación se reunió con FIFA.com para hablar de fútbol, de música y de su admiración por Lionel Messi.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos del fútbol?
Ah, en Autlán, Jalisco, donde nací, había dos cosas muy importantes para mí: el fútbol y los toros. La primera vez que vi lleno de gente el pueblo, que se encontraba a cuatro o cinco horas de Guadalajara, fue por el fútbol y los toros. Son los dos grandes acontecimientos que recuerdo de cuando era niño.
¿Ha disfrutado del Mundial durante su estancia en Brasil?
Me parece increíble ver junta tanta pasión, concentración y empuje. En ocasiones suceden cosas sobrenaturales. Es maravilloso ver un acontecimiento mundial con tanta gente tan implicada emocionalmente, me resulta muy hermoso que la gente lo comparta unida. Deseamos unidad y armonía en este deporte tan bello, y también mucha felicidad.
¿Qué jugador le ha llamado más la atención?
En estos momentos creo que a Messi le rodea una especie de aureola mística y además posee un estilo muy callejero [de fútbol]. A mí me parece que ni siquiera tiene aspecto de futbolista, ¡tiene pinta de plomero (fontanero)! Es un cumplido. Cuando se concentra, admiro enormemente ese don que posee. De verdad que es un precioso don divino auparse a la cima del mundo, donde se encuentran los grandes entre los grandes.
Usted nació en México, pero ha pasado casi toda su vida en Estados Unidos. Cuando estas dos naciones se enfrentan, ¿a cuál de ellas apoya?
Soy muy hincha de México, no tanto de Estados Unidos, porque la selección es muy joven y este deporte es muy nuevo en el país. Crecí principalmente con el tenis y el baloncesto. El tenis por Arthur Ash, y el baloncesto por el Dr. J (Julius Irving). Actualmente soy seguidor de cinco equipos: México, Brasil, Camerún, España y Estados Unidos.
¿Qué significa para usted actuar en la final?
Una gran alegría, una gran felicidad, me siento muy agradecido. Yo no juego al fútbol, pero el arte que nosotros aportamos es muy poderoso, porque transmitimos la energía que aprendimos hace mucho tiempo de Woodstock, Jimi Hendrix, Bob Marley, Marvin Gaye y John Lennon. Encarnamos toda esa energía. No tocamos ni cantamos con playback. No somos de plástico ni chicos monos. No es Hollywood. Yo procedo del gueto, por eso, cuando tocamos, el público siente un tipo de energía diferente, de energía sobrenatural. ¡Representamos a tanta gente! No sólo a México, no sólo a Estados Unidos, representamos a toda la gran familia de este planeta.
Con la pasión de su espectáculo, ¿qué diferencia hay entre tocar en el Maracaná y en otros escenarios en los que ha actuado?
Esto es como el Vaticano del fútbol. Será la tercera vez que toque aquí, y siempre pasa algo especial en este lugar donde parece que el cielo y la tierra se toquen con la energía que desprende.
¿Por último, quién cree que ganará la final?
Me parece que ganará Alemania. Me gustaría ver un triunfo de Argentina, porque vivo en América, pero no ocurrirá. No es imposible, pero no es probable. No es imposible porque me encanta Messi; sin embargo, mis hermanos alemanes, porque todas las personas somos familia, poseen dos ingredientes extra: claridad y concentración. Por ejemplo, los músicos, cuando tocamos muy deprisa, tenemos que pensar muy despacio; pero, cuando tocamos despacio, tenemos que pensar muy deprisa. Los alemanes lo entienden también así. Además, el terror no puede controlar tu respiración, no puedes respirar con temor; la respiración no debe paralizarte ni ponerte tenso. Al igual que las mujeres cuando dan a luz, que tienen que cambiar la respiración para relajarse, en una competición como el Mundial tienes que aprender a respirar correctamente porque, de lo contrario, te cansarás muy pronto. Creo que mis hermanos alemanes lo entienden así. Cuando vi lo que hicieron contra Brasil, comprendí que formaban un equipo y que no dependían de una superestrella para ganar. Son una unidad, un bloque, un colectivo. Con superestrellas es muy difícil imponerse a un equipo: el equipo siempre triunfará. Así lo veo yo.